Pocas artesanías tienen la calidez de la madera pintada a mano. Mesas con su juego de sillas, adornos para la habitación, portarretratos, portalápices, cuadros, maceteros, cajas para tener todo organizado, portacoleros, percheros, sillones, banquitos, banquetas... Todo el universo de los chicos y de los adolescentes podría traducirse en clave de madera pintadas.
Así es, justamente, el mundo que han creado Claudia Mac Gibbom y Soledad Pérez Mac Gibbon. Comenzaron siendo profesora y alumna del taller de pátina y pintura de Claudia, y ahora son socias de un emprendimiento que funciona en el viejo shopping de Yerba Buena. Allí se puede encontrar de todo para decorar la habitación de los chicos, desde muebles hechos a medida y decorados al gusto del cliente hasta los más prácticos portacoleros, bolsos y accesorios para el cuarto de los más pequeños.
Claudia y Soledad, además de ser tía y sobrina, comparten su tiempo en el taller, donde realizan todo el trabajo a mano, pero además son madres. La primera tiene tres hijos y la segunda desempató con un cuarto niño que viene en camino.
"Todas las cosas que tenemos son originales, pero también se pueden solicitar por encargo. Por ejemplo, alguien puede necesitar que la guarda de las cortinas o del acolchado se repita en la superficie de una mesa o de un banco. Todo lo hacemos a mano, tratando de aunar buen gusto, calidad y practicidad", señalan las artistas. El objetivo es lograr cosas originales, de esas que se compran por antojo, más que porque son necesarias.
Son de esos objetos que se compran para adornar, pero también para regalar en Navidad. Un par de aros artesanales, un cuadrito con profundidad, o una lapicera con un muñequito de madera en la punta no son cosas que nos quiten el sueño si no los tenemos, pero de seguro nos despertarán una sonrisa.